Miguel Lerdo De Tejada II |
Es en este escenario donde
aparece Miguel Lerdo de Tejada II. De familia ilustre, descendiente directo de
Miguel Lerdo de Tejada (figura central en la redacción de las Leyes de Reforma,
particularmente las leyes contra el clero publicadas en Veracruz) y sobrino de
Sebastián Lerdo de Tejada, presidente de México entre 1872 y 1876, Miguel no
heredó la disciplina política de sus antepasados, sino un espíritu bohemio y
musical. Para 1901, rondaba los 20 años y ya se había distanciado de su
familia. Sus pasos lo habían llevado a los barrios bajos de la capital, donde
sobrevivía componiendo canciones y tocando en reuniones, cafés y pequeños
teatros.
Fue en esos días cuando, junto a
su amigo Fernando Luna y Drusina —autor de la letra—, compuso una pieza
extensa, estructurada en cinco partes: “Perjura”. La obra, considerada por
muchos como el inicio de la música popular mexicana contemporánea, fue
entregada a un editor que pagó 25 pesos de la época. Según relata el
investigador Pavel Granados en el programa Dicen que por las noches de
la XEB, Lerdo y su compañero gastaron aquella suma en una parranda de varios
días, felices, pero sin imaginar que acababan de renunciar a los derechos de
una de las piezas más importantes de su carrera.
El éxito de “Perjura” fue
inmediato, pero su letra —atrevida para la moral de la época— provocó que fuera
considerada inmoral y, por ello, prohibida durante años. Solo tras el fin de la
Revolución Mexicana volvió a circular, ya convertida en un referente popular.
Su arraigo fue tal que no tardó en llegar a la incipiente industria
cinematográfica: bajo la dirección de Raphael J. Sevilla, la película “Perjura”
llevó a la pantalla grande la historia detrás del tema, con la interpretación
de Jorge Negrete, que le dio un mayor alcance a pesar de ser una pieza de
antaño.
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Luis G. Barreido y dos actrices en "Perjura". |
Años después se hace la cinta "Perjura" en 1937 y se estrenó el 14 de octubre de 1938, fue su director el gran Raphael J. Sevilla, con actuación en el piano del propio Miguel Lerdo De Tejada y orquestado por Manuel "el güero" Castro Padilla, en el elenco Jorge Negrete, Carlos López Moctezuma, Sara Garcia, Marina Tamayo, Luis G. Barreido y Eduardo "Nanche" Arozamena, con números musicales de Jorge Negrete, Luis G. Barreido y otro cantante más.
En la cinta se interpretan exclusivamente canciones de Miguel Lerdo de Tejada, Jorge Negrete interpretando las dos danzas ("Perjura" y "Te Envie Violetas") y aparece el actor cómico español Luis G. Barreido cantando “La Danza de los Apuros”, una verdadera rareza dentro del cine de la época de oro, ya que no figura como cantante en mayores peliculas.
La historia discográfica de estas canciones añade más matices. La Victor Mexicana, consciente del éxito de Perjura, pidió a Jorge Negrete, quien estaba dentro del catálogo de artistas VICTOR, que la grabara. Así, en 1939 quedó registrada en el lado A, mientras “Te Envié Violetas” ocupaba el lado B. Sin embargo, esta última no fue lanzada comercialmente después de ese disco del año 1939, sino hasta 2013, cuando Sony Music Company la rescató como “tema inédito”, a pesar de ser un tema solo para los coleccionistas de los shellacs.
Aunque el nombre de Cibelli deja
de aparecer alrededor de 1936 en los discos Víctor, su labor orquestal es
recordada como elegante y precisa, capaz de realzar las interpretaciones de los
artistas más importantes de la época.
Los registros de Jorge Negrete en
la RCA de 1938, posteriores a la filmación de Perjura, muestran su voz en plena
juventud, interpretando con fuerza y nostalgia estos temas que, para entonces,
ya tenían casi cuatro décadas de historia. “Perjura”, nacida en 1901, seguía
siendo reconocida como el punto de partida de la música popular mexicana,
aunque su autor jamás recibió más que aquellos 15 o 25 pesos iniciales (según
las versiones), equivalentes hoy a centavos de peso. “Las Violetas”, compuesta
el mismo año, tuvo un destino económico idéntico.
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Senador Miguel Lerdo de Tejada. |
Hoy, más de un siglo después de
aquel pago que se fue en una bohemia parranda, “Perjura” sigue viva. Su
melancolía y su cadencia resisten el paso del tiempo y las modas. Aunque el
mercado actual se vea inundado de ritmos extranjeros y letras mínimas, esta
habanera recuerda una época en la que la música se escribía con oficio, con
versos largos y melodías para quedarse en la memoria. Es, en esencia, una
historia de talento, injusticia contractual y permanencia cultural; la de un
joven compositor que, sin proponérselo, dejó una huella imborrable en la música
popular mexicana.